Razones de María

Razones de María

De nombre extraño y de trato fácil, no dejó de lamentarse ni un solo día entre nosotros. De color infancia y gestos dulces, su cara revelaba el entusiasmo inusitado de la ignorancia valiente, esa que mira la verdad de reojo por amor impropio, por desgaste vital o sencillamente porque le da la gana. Su vida es un brote de vértigo insoportable, que solo conoció grises en su escala de dolores. De valores no supo y no pudo saber. La vida no se lo permitió. Y clamaba al cielo una gesta que casi no creímos. Miguel pensó en María  para consuelo de su desgarro. Nunca supimos qué grado de verdad contenía su relato, pero la Mater la acompañó cada llanto desde entonces. Ayer supimos de su traslado,  aunque nos sorprendió  la ausencia de María en la habitación. En principio pensamos recuperar el icono para que acompañase a otro enfermo. Hoy pienso que ella necesitaba a la madre más que nunca y María ha decidido acompañarla. Qué madre mira a otro lado cuando su hijo sufre tanto…. Razones tendrá María para ello. Tal vez pretende salvarla de tanto naufragio y acompañarla al paraíso de la mano. César Cid

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