Samaritanus Bonus: curar si es posible, cuidar siempre

Samaritanus Bonus: curar si es posible, cuidar siempre

Acierta la Congregación para la Doctrina de la Fe con esta carta, Samaritanus Bonus, en el momento que la sociedad española vive. Si la incertidumbre sobre la muerte y la terminalidad ha requerido  historicamente atención expresa, hoy con la Ley de Eutanasia, se trata de una verdadera necesidad. La carta reflexiona sobre el sufrimiento del hombre, especialmente cuando la enfermedad se vuelve incurable. La Iglesia ha supeditado toda atención desde el término “cuidado”, que abarca todo el proceso para reincorporar al hombre dignamente, incluso cuando la vida apunta a su fin. El modelo elegido para la reflexión es el Buen Samaritano.

El samaritano se acerca al que sufre, le cura las heridas y atiende su sufrimiento. Una vez que lo alivia le lleva a una posada y se asegura de que será atendido hasta donde necesite. ¿Cómo lo hace? Cerca de él. El enfermo siente que se ha ocupado de él. Considera al enfermo en sus heridas, su estado general, sus emociones y su bienestar. Jesús irradiaba salud amando, liberando a las personas de aquello que las oprimía, poniendo paz y armonía en sus vidas y fomentando una convivencia más humana y fraterna.

¿Explicar el sufrimiento?

Jesús nunca lo hizo. Lo abordó desde el corazón. Cualquier persona al final de la vida necesita incorporar la enfermedad en la propia vida, desde un sentido profundo y auténtico. Es necesario ayudarle a frenar el vértigo de lo que acontece, facilitando la apertura a una temporalidad superior no condicionada por el presente. Demostrarle la singularidad de cada encuentro personal y facilitarle el perdón y el auto perdón, para cerrar etapas pendientes y heridas abiertas.

 Urge creer para cuidar, facilitando el espacio para el encuentro con  Dios. Acompañar desde la fe exige un grado auténtico de compasión, desde la ternura que la presencia de Dios. Conviene acompañar la voz silenciosa  del enfermo para que cicatrice su vida de una vez, a su ritmo, o para llegar al encuentro definitivo con el Padre. Samaritanus Bonus explicita tal necesidad desde la vocación por el cuidado del enfermo hasta el último minuto de su vida. Hacerse cargo del enfermo y devolverle la esperanza, desde la figura del Cristo sufriente.

Mi experiencia personal con los enfermos al final de la vida es un regalo de Dios. Desde una serenidad indefinible, las manos del enfermo se cruzan en las nuestras. Y no hay temores, ni juicios ni culpa. El encuentro se ha convertido en un regalo para ambos y el silencio de Dios reproduce el lenguaje sublime que solo el alma saborea. Compruebas que Él habla en el silencio. Y al finalizar te invade cierta turbación por volver al mundo de los sentidos. 

¿Muerte digna?

Hoy más que nunca, ciertas voces  aseguran que nos se pueden vincular Eutanasia y Cuidados Paliativos, que son dos cosas distintas… Claro y generalmente,  consecuencia de las peticiones para terminar bruscamente con la vida. Me explico. Estadísticamente España no supera el 40% en la asistencia paliativa y curiosamente en los ámbitos cubiertos por Cuidados Paliativos no se dan demandas de Eutanasia. Curioso al menos. Pienso que si dicha atención se extendiese a todo el territorio español, tal vez podría testarse de alguna manera si un enfermo incurable, amado y acompañado, clínicamente cubierto (dolor, necesidades sociales, emocionales y espirituales) realmente desea morir.

La carta Samaritanus Bonus incide en estas circunstancias y profundiza en cuestiones centrales como las terapias, el papel de la familia y la objeción de conciencia de los profesionales. Termina reflexionando sobre la labor pastoral en el entorno de muerte inminente y el discernimiento específico en casos directos de Eutanasia y Suicidio asistido. Todo el documento pivota sobre la sacralidad de la vida, a partir de una frase clave de San Juan Pablo II: “Curar si es posible, cuidar siempre”.

 Concluyo diciendo que las enfermedades tienen un significado, así lo siento.  Tienen su peso y gozan de un valor como experiencia. El proceso que ilumina cualquier enfermedad  es una verdadera vigilia que debemos acompañar, para velar cada paso, hasta que el alma comparta su libertad con el Amado. Cuidemos a la manera de Jesús.

Consigue la carta: http://bac-editorial.es/es/documentos/1737-samaritanus-bonus.html

César Cid

Diácono experto en Duelo y Cuidados Paliativos

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