Tu mitad

Tu mitad

   Para Emilio ¡He visto tanto amor entre vosotros!

Amaneciste sin su mirada frágil y supiste que no volvería a mirarte, después de tantos años. Y entre lágrimas blindaste pensamientos atroces para no fundirlos con la pena. Abandonado a su respiración descuidaste la tuya, por amor, por puro amor. Y el dolor te brinda ahora la última imagen de su cama, vacía de vida y de recuerdos. Ella es ausencia atroz y amor revelado en décadas de vida común, en millones de gestos brillantes, que ahora recuerdas como joyas de valor incalculable. Siento tu dolor porque me duele ese naufragio que te inunda el corazón, impotente y celoso del mar que te separa de ella. ¿Se acaba el amor si se acaba la persona? Nos preguntamos un día. Como un sueño se extingue al despertar… Y mirándote las manos temblorosas ves su cara, cerrando los ojos ves su sonrisa y acariciándote el pelo sientes sus manos. Y lloras porque la mitad de tu vida se ha ido con ella esta noche, amigo.  Y me revelas que la vida se acaba también para ti, que no te pertenece. Su mitad está en la tuya mientras vuestros corazones sigan amando. Llora pues, mientras con los ojos cerrados y saborea sus últimos besos. Ella te recogerá un día, como al niño que tirita en el agua fría, incapaz de zafarse por sí solo. Y en ese abrazo comenzará la vida nueva para los dos.

César Cid

Volver arriba