Gestos que sanan

iconoLa enfermedad provoca un sufrimiento que desvela las inquietudes y anhelos más profundos de las personas. Urge procurar dignidad al que sufre, en forma de consuelo sincero, desde la presencia que conforta, con respeto y tolerancia. En esta relación sin compromisos ni intereses brota un sentimiento misterioso y profundo, que recoge historias nunca reveladas, que solo tienen cabida en el calor de la acogida. Acompañar la intemperie del sufrimiento corresponde a toda persona, que antes ha necesitado tanto ese calor que ahora ofrenda. Solo así es posible mirar el dolor del alma y ver el vacío donde encontrar las respuestas. Y no cabe la huida porque también tú sientes su pérdida, aunque ignores realmente qué es lo que ha perdido. Creo que para encontrarse hay que perder el miedo a perderse en los otros. Y desde ellos volveremos a vernos, como en un espejo, como Dios nos pensó en la eternidad. El alma escucha y espera nuestra pobre mirada peregrina, que un día libró una batalla inolvidable. Desde el dolor rescatado por la gracia, Dios espera de nosotros un gesto de amor que nos constituye en hijos y hermanos. César Cid

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