Apóstoles de la Misericordia: Cristo a corazón abierto

Apóstoles de la Misericordia:   Cristo a corazón abierto

Todo comenzó desde la inspiración que Santa Faustina Kovalska provocó en Eliseo de Gea Gil, sacerdote murciano afincado en Madrid desde hace más de una década. La santa polaca, a quien debemos la devoción a la Divina Misericordia, tocó su corazón especialmente. El relato que Faustina reveló al mundo no es nuevo: Dios derrama en el hombre su Divina Misericordia, en la persona del Ungido, el Cristo, el Mesías.

La religiosa actualizó esta realidad divina con su experiencia mística y nos regaló una revelación profunda de cómo opera específicamente la Misericordia de Dios en el hombre. En un momento dado el padre Eliseo se sintió llamado a participar de este deseo de Jesús y creó la Asociación Apóstoles de la Misericordia.

Eliseo de Gea GIl

Desde entonces comparte su labor pastoral como capellán de hospital, con los encuentros que la Asociación organiza frecuentemente. El compromiso del grupo contempla venerar y difundir la imagen de Jesús Misericordioso conforme al modelo de Santa Faustina, trabajar para consolidar la conversión permanente de los socios y simpatizantes, la celebración de la Eucaristía, de retiros, de peregrinaciones y grupos de oración entre otras muchas actividades.

Carismas

No es necesario hablar de la Renovación Carismática en España, tras varias décadas de implantación. Durante la década de los setenta reconocimos la “primavera del Espíritu” como el nacimiento de grupos carismáticos en la Iglesia Católica, de los que el Concilio Vaticano II habló, desde su fértil intuición sobre una nueva etapa pneumatológica en la iglesia. El Espíritu Santo protagonizaba así una nueva era en la fe cristiana, rica en dones y carismas, centrada en la vocación comunitaria que Pentecostés simboliza. Así comenzamos a compartir nuevos gestos como la alabanza comunitaria y dones que aún hoy resultan complejos para muchos: sanación, intercesión, palabra profética, etc. La iglesia de Jesús, carismática y profética desde la herencia veterotestamentaria, es además hoy encuentro de quienes decidimos transformar nuestra vida en donación para los demás, con la mirada inevitable del mundo actual. Y Jesús sigue hablándonos de corazón a corazón.  

Apóstoles de la Misericordia

Eliseo de Gea Gil ha asumido el compromiso ministerial y humano del intercesor humilde que alarga sus brazos para acoger cada día a más hermanos en el corazón de Cristo, con la ayuda de María. Y ahora es cuando incorporo mi pobre opinión para definir al hombre enamorado de Dios- sacerdos et ostia – que, por humildad auténtica, nunca se reconocerá personalmente en virtud alguna. Pero yo sí puedo, y me considero en la obligación de hacerlo.

Viví mi conversión en la Renovación Carismática, en varios grupos y comunidades. El Espíritu preparó mi corazón hasta sentirlo como generador de todo bien. He compartido momentos inolvidables con hermanos portadores y/o transmisores de dones y carismas. Sin darme cuenta me encontré entre personas sencillas que oraban por mí sin conocerme e irradiaban amor y alegría por todos los poros de su piel. Acudí con frecuencia a celebraciones y asumí como regalo compartir la alabanza y las Eucaristías para bien de mi vida. Comprendí pronto el valor de ser parte de un proyecto común que nació del corazón de Dios.

Padre Eliseo

Pero aún extraña a algunos que las celebraciones carismáticas sean distintas. Más largas, muy animadas y llenas de gestos y lenguas extrañas. Sin embargo está todo dicho y explicado: la oración en lenguas, el alzar de las manos, la imposición de éstas para la oración de intercesión, las oraciones de sanación y lo más paradigmático y complicado, las propias sanaciones que se suceden frecuentemente. Sanaciones reales como en tiempos de Jesús. Pero en la exigencia de la verdad, debo decir que las sanaciones no consisten en la pura mejoría de un mal y la curación de su origen. El padre Eliseo lo ha matizado algunas veces y yo quisiera argumentarlo.

Sanaciones

Como quiera que el tema me apasiona y lo he estudiado formalmente, dejo aquí un párrafo publicado en un trabajo incluido en una tesina que redacté durante mis estudios, “Las sanaciones de Jesús en el Poema del Hombre- Dios” de María Valtorta:

“Los sacramentos de la Iglesia continúan hoy lo que Cristo hizo[1] durante su vida terrena. Él toca, reconforta y cura a través de ellos. Son, por así decirlo, las manos terrenales del Señor celeste. La definición de Schoborn contiene la esencia de la vida eclesial, como sacramento del amor de Dios. Cristo no fue un médico de su época ni un taumaturgo judío. Cristo fue el Sanador de Dios durante su vida terrena.  Cristo no cura para mejorar la salud, ni siquiera para eliminar los síntomas de la enfermedad. Cristo sana al hombre completo, restituyendo así su relación con Dios. La sanación es profunda, completa e inmediata. Ello comprende el perdón de los pecados[2]y el reconocimiento (fe) de quien lo recibe. El hombre sano está reconciliado con Dios, unido a Cristo y lleno de Espíritu Santo. 

Las sanaciones de Jesús son signos evidentes de la llegada del reino. La fe desempeña una función de mediación[3] respecto al poder del reino que se ejerce en Jesús.  La teología ha observado tres expresiones de fe a este respecto: fe en el poder de curación, aclamación de fe que sigue al milagro (sobre todo en Lucas) y fe que se identifica con la conversión esperada por Jesús como respuesta al milagro. En cualquier caso la fe es condición para ser curado por Jesús. Sólo así el reconocimiento de la curación (milagro) abre al misterio de Dios[4]. En esto consiste el diálogo que Dios entabla con el hombre a través del milagro. El objetivo de Jesús no es la curación, sino una verdad oculta que restaura al hombre completo según el plan de Dios”.

Padre Eliseo bendice con el Santísimo

El milagro ha acompañado a la iglesia desde el primer día. Como manifestación del Espíritu, no depende  de si nos gusta o no, o si debemos aceptarlo. “Dios le dice a Isaías: Este pueblo dice que me ama, pero no me obedece; me rinde culto, pero no es sincero ni lo hace de corazón. Por eso, voy a hacer cosas tan maravillosas que este pueblo quedará asombrado”. (Is 29, 13-14). El milagro es un signo y su objetivo es que descubramos su significado.

Descanso en el Espíritu

Si las sanaciones hoy resultan controvertidas, el fenómeno llamado “descanso en el Espíritu” lo es mucho más. No me gustan las definiciones que existen, pero es cierto que es necesario manejar alguna. En mi opinión el mayor riesgo consiste en entender realmente lo que sucede. Se trata de entregarse al Señor en manos del Espíritu. El descanso no necesita la caída de la persona para ser efectivo. Cuántas veces, durante la oración, el Espíritu nos regala mociones y nos libera de la mundanidad directamente, incorporándonos al no lugar  y al no tiempo de Dios. ¿Milagro? Siempre que nos sintamos llamados a la experiencia, no al fenómeno. Impresiona ver cómo las personas caen en descanso, con cierta facilidad, ajenos al suceso, pero necesitados con urgencia de un gesto divino. El descanso en el Espíritu acontece cuando la persona sobre la que se ora no puede permanecer en pie y cae lentamente para descansar sobre sí mismo. Generalmente se ora por la salud de alma y cuerpo y lo que sucede es un misterio en el Misterio. El resultado es un bien evidente para la persona que arrastra heridas profundas. En otras ocasiones advienen experiencias magnificas del Amor y la Misericordia de Dios.

Padre Eliseo bendice a un niño

Es por ello que la manifestación externa solo es el signo de un cambio profundo y completo de la persona, no sólo a nivel físico. El descanso es una entrega que persigue la liberación de toda atadura física y moral a una vida sin Dios. Y se trata de un medio, en mi opinión. El fin es responder a la inhabitación que el Espíritu ejerce en nosotros, para gloria de Dios y bien del mundo. No es extraño que los no iniciados miren todo esto con cierta reserva, incluso dentro de la iglesia. Como tampoco lo es que el encuentro provoque la curiosidad de enemigos de la fe. No importa, con las reservas oportunas y las explicaciones pertinentes, el contexto explicita la pertinencia: alabanza auténtica, oración y liturgia en el seno de la iglesia: auténtica fe y esperanza en comunión. Sin miedo, sin dudas.

Comunidad en celebración

Respecto de la práctica de padre Eliseo- razón de este texto- no se trata de una exhibición de dones ni un artificio herético alejado de la iglesia. Es cierto que cada vez más personas asisten al encuentro mensual de oración y que de todas las actividades pautadas, la oración de intercesión con el santísimo (piel con piel) es el momento álgido. Es cierto que todas las Eucaristías son de sanación porque el Señor sana y libera cuando considera. Pero la manifestación del poder divino encuentra cierta facilidad en entornos de alabanza sincera, desde la invocación al Espíritu Santo, especialmente cuando Jesús Eucaristía está presente y visita a cada hermano como si fuera el único, desde las manos diaconales del sacerdote, entregado como pequeño intercesor del Amor de Dios. Unos caen, otros se sienten liberados ante la presencia eucarística; nadie queda al margen. Necesitamos que cada vez más hermanos apoyen esta acción del Espíritu en la iglesia de hoy. Cristo necesita hoy nuevos espacios para mostrar su poder.

Padre Eliseo

Nunca negaré que el pasado sábado acudí a la cripta de los dominicos de Conde de Peñalver con mucha curiosidad. Conozco al padre, el entorno y sus actividades, pero nunca había compartido una jornada con él. Quiero decir que acudí como el que nada nuevo espera ver. Y claro está, me equivoqué. El santísimo preside expuesto desde el primer momento: Coronilla de la Misericordia, Alabanza, Rosario, Vísperas, bendición persona a persona y finalmente la Eucaristía. Un programa preparado con celo por los asociados, con la intención fundamental de llevar a Cristo a lo más íntimo de los congregados. Y lo consiguen, ya lo creo… 

Capellán Eliseo de Gea Gil

Resulta complicado relatar tanto detalle de todo lo que sucede. El hombre, Dios en su esplendor y en medio el intercesor humilde y entregado. Entre los momentos vividos tuve la oportunidad de conversar con hermanos que no conocía y puedo asegurar que el ambiente era pura unción del Espíritu. Lágrimas, sonrisas, abrazos, gritos, alabanzas… resultado de la presencia del Señor Eucaristía y de los efectos que produce su presencia sobrenatural en el plano material. Escuché hablar de Eliseo, comprobé que él responde a todos y acude donde lo convocan, enamorado y seguro de manifestar desde sus manos el Amor más grande posible.

Postración y alabanza

Mientras observaba a un hermano que permanecía recostado en descanso sentí el canto solemne del Veni Creator, himno del siglo IX que resuena en la liturgia de Pentecostés, como solemne invocación al Paráclito de Dios. Allí recostado, tras la bendición del padre Eliseo,  sentí que Cristo le devolvía por un instante al momento en que fue creado, capaz solamente de percibir el gesto sagrado que el Espíritu Creador le otorgó, saboreando una pizca de eternidad. Como aseguró el Aquinate: “El Espíritu Santo es el principio de la creación de las cosas”.

Se ha discutido mucho sobre si los dones y carismas forman parte constante de la persona que los recibe. Casi todas las voces están de acuerdo, incluido Pablo de Tarso, que en cada manifestación Dios nos usa como pobres herramientas. Y es en ese momento cuando se derrama el Espíritu. Nunca escucharás al padre Eliseo conjugar el verbo sanar en primera persona. Nunca. Solo Dios salva; solo Dios sana. Sin embargo emociona el celo de este pastor, que en el momento de la entrega siente al mismo Cristo orando en él por el hermano que sufre. Y Dios se lo hace saber, aunque él lo niegue, por pura humildad, por pudor… De otro modo sería imposible soportar tanto amor, imagino… Querido hermano Eliseo, la iglesia necesita esta efusión de Amor y de consuelo. Cuando Jesús hablaba o extendía su mano sucedían cosas: liberaba ataduras, confortaba el sufrimiento, todo ello con el poder del Espíritu Santo. En tus manos Dios se hace hermano más que nunca. Gracias y adelante.

César Cid.

Díacono. Asesor Duelo y Atención al final de la Vida

Descubre este luminoso APOSTOLADO



[1].Schöborn, Christoph. Fuentes de nuestra Fe. Ediciones  Encuentro

[2] Mc 2,5

[3] Latourelle, René. Teología del milagro. Sígueme

[4] Dufour, León. Los milagros de Jesús. Cristiandad


3 comentarios en «Apóstoles de la Misericordia: Cristo a corazón abierto»

  1. Gracias por compartir esta preciosa experiencia de fe y sanación. Dios hace maravilla, a través nuestro, cuando le abrimos nuestro corazón y lo dejamos actuar.

    1. Gracias por compartirlo. Soy argentina, iba a la ihleska y rezaba no siempre.Conocí álbum Padre Eliseo en 2006 en Circunstancias no muy gratas. El se nos acercó para hacernos participar de La Eucaristía, reuniones donde leía la palabra,comentaba luego. Cantábamos. Allí con Eliseo el día de mi confesión sentí un llamado de Jesús para servirle, ya que varias veces me había salvado del peligro. Hoy pertenezco en mi país a la RCCA. Me usa el Señor hoj. El Señor de instrumento suyo. Gracias

  2. Desde tu pueblo natal y donde empecé contigo la preciosa oración carismática semanal en el grupo RENACER es obvio que Dios hace milagros en cada uno y cuando menos nos lo esperamos y es una gran satisfacción poder decirlo aquí en alta voz «GLORIA AL SEÑOR» que Dios te siga bendiciendo Eliseo con toda esa fuerza del Espíritu Santo. Gracias por compartir.

Los comentarios están cerrados.

Volver arriba