Epílogo

Epílogo

Hoy quiero probar tu sueños, como quien saborea el último abrazo de su madre. Visitar contigo aquel castillo de arena que creaste, que bien pudo habitar una reina soberbia y vanidosa. Y volver a recorrer la orilla del río de tu infancia en aquella vieja bici, asida al sillín que nunca usabas porque preferías montar de pie, como los chicos. Y descansar cada tramo, suspirando despacio mientras sonreías, por una gota de sudor que moja tus labios con recuerdos a mar, salado y bravo. Y jugar a la gallina ciega con los ojos cubiertos por tu inocencia. Enséñame a vivir como tú sabes, que el sol huye ya despavorido y hoy no sé si es tarde o se me hace. Que prefiero no ver la luna en esta noche incierta y puñetera.

César Cid

Volver arriba