Creo que para acercarse realmente a Dios es necesario hacerse pequeño, invertir nuestras certezas abandonando cualquier deseo de poseer y toda forma de poder. Es necesario situarse muy del cerca del pobre, del enfermo y de cualquiera que sufra por alguna razón o condición. Pero no se trata de hacer el bien, sino de entrar en comunión con él, nuestro hermano. Así podremos atisbar a Dios y descubrir su corazón. Ama a quien no te ama. Deja de defenderte, sencillamente no lo necesitas. Confía y descansa en Él. Los problemas del mundo no se resuelven con armas ni con leyes, sino con amor y perdón. Respecto al sufrimiento, intenta no comprenderlo porque no es comprensible desde la razón. Sí, querido lector. Piensas que el sufrimiento es horrible y tienes razón, en sí mismo lo es. Pero las cosas cambian desde la perspectiva del amor de Dios.
El sufrimiento se hace soportable si eres amado. Jesús no explicó el sufrimiento ni justificó su existencia, sin embargo nos mostró que cualquier herida puede ser una ofrenda, ser fuente de vida y ser fecunda. Lo abordó desde el corazón. He comprobado en diferentes ocasiones que es posible trascender el sufrimiento, renovando su sentido desde la serenidad. En el pasaje de Mateo (Mt 26, 1-2) en el que Jesús revela su pasión a los discípulos, Pedro se reveló con la intención de serenar su corazón, de devolverle el optimismo. ¿Qué hizo Jesús? Mirar para otro lado y decirle a Pedro que sus pensamientos no eran de Dios, sino de los hombres. Lo hacemos frecuentemente con los enfermos, porque creemos que es posible aliviarlos y facilitar el afrontamiento de la nueva situación que conlleva la enfermedad. Pero esto no ayuda. Nos horroriza sufrir y no podemos explicarlo ni justificarlo. La clave está en aceptarlo desde el misterio que edifica la vida, aunque el final esté cerca. En el mundo de Dios todo es comienzo y presente. Por esto nosotros no debemos mirar a otro lado ante el sufrimiento, ajeno y propio. Debemos acogerlo y acompañarlo con naturalidad, desde la confianza en Dios.
César Cid
